lunes, 23 de noviembre de 2015

Y SE HIZO LA LUZ



Barranco del Hierro años 60


Corrían los años 60 y aquellos pequeños niños jugaban sin cesar en las calles de su barrio. No había asfalto, tampoco alcantarillado, sólo calles de tierra y solares vacíos. Al lado estaba el barranco, aquel barranco mágico donde los niños experimentaban infinidad de aventuras.

Eran niños creativos, vivaces, repletos de energía y como todos los niños, estaban llenos de curiosidad. Después de sus obligaciones escolares su única tarea consistía en divertirse. Se iban a buscar unos a las casas de los otros y se juntaban en la calle. No había diferencia entre chico y chica, todos jugaban a lo mismo: al escondite, al elástico, las casitas, el fútbol, los trompos...y por supuesto, los famosos picnic's en el barranco. Cogían la merienda de sus casas, llevaban un mantel y se iban a la explanada del querido barranco de su infancia. Allí, cerca de la carretera por donde pasaban las guaguas extendían el mantel, distribuían en el todas las meriendas recaudadas y comenzaba el banquete. Mientras merendaban disfrutaban saludando a los viajeros de las guaguas que iban pasando y estos a su vez respondían con saludos y risas ante la ocurrencia de aquellos pequeños.

Eran niños valientes, ausentes del sentido del peligro, quizás por eso hacían expediciones hacia las tripas de aquel barranco. En infinidad de ocasiones utilizaron de tobogán aquellas tuberías que lo atravesaban. Los niños reían, gritaban se divertían, llenaban el barrio de alegría. Cuando empezó a llegar el inicio del progreso para ellos todo era una novedad motivo de inspección...las zanjas abiertas para las tuberías del alcantarillado, el asfalto de las calles, el barrio que empezaron a construir enfrente del suyo....pero si algo fue motivo de una verdadera fiesta fue el día que encendieron el alumbrado público. Hasta entonces se tenían que recoger desde que se ocultaba el sol, era imposible seguir jugando porque no se veía absolutamente nada. Aquella noche sus madres les levantaron de la cama y en pijama salieron todos a la calle a celebrarlo, hacían ruedas y gritaban: "¡tenemos luz!" desde ese momento sus juegos se prolongaron más horas.

Estos niños tenían una fuerte unión. Era esa unión que sólo la infancia suele hermanar. Con el tiempo, algunos se fueron con sus padres a otro lugar, otros cruzaron el arco iris y otros siguieron el rumbo que sus vidas les marcó. Pero hay una cosa que nunca jamás les separará y es que ellos fueron los protagonistas de una época en la que menos era más, a ellos les tocó cruzar el puente hacia el progreso, fueron los últimos guerreros de una infancia activa, creativa y verdadera. Ellos fueron LOS NIÑOS DE LOS 60.


Dedicado a todos ustedes, los que están y los que nos miran desde otro lugar. Los amo AMIGOS.


Texto original: Carmen Peña

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