viernes, 31 de marzo de 2017

LAS RAZONES DE LA SINRAZÓN

                       

Sor Juana Inés de la Cruz


“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois ocasión de lo mismo que culpáis” (Sor Juana Inés de la Cruz)



Isabel Allende
Una de tantas dudas existenciales que me planteé en alguna ocasión, fue el deseo de ser un hombre: lo admito. Y creo que no he sido ni seré (espero equivocarme), la única mujer en plantearse esa duda; ya lo dijo Isabel Allende, “Es mejor ser hombre que mujer, porque hasta el hombre más miserable tiene una mujer a la cual mandar”, pero sólo es mi opinión, aunque la historia ésta llena de mujeres que han tenido que pasar por hombre, bien utilizando seudónimos como las hermanas Brontë para poder publicar sus textos, bien travistiéndose y adoptando la identidad masculina, para lograr un objetivo. Dudas, son mis dudas, porque estoy segura, que muchas de ellas no se lo plantearon sí con ello se cumplían sus  sueños.

Hermanas Brontë
En pleno siglo XXI seguimos en desventaja, sin que se nos reconozcan nuestros derechos por la igualdad, sin poder decidir abortar, con trabajos similares pero distinto sueldo, en estadísticas de muertes por maltrato, en controles estéticos mes a mes desfilando por pasarelas, siendo muñecas sexuales y sin pensamiento. Ninguna más, gritamos, y son pocos los que nos oyen, y a esos pocos, agradezco su apoyo.

El sexo masculino ha tenido desde tiempos inmemoriales muchas batallas ganadas antes incluso de comenzarlas, “como ocurrió el 24 de enero del año 1600 cuando una flota inglesa formada por 1500 soldados al mando de Christopher Newport intentaran atacar una villa española asentada en una isla del caribe. Defendida por  apenas 200 hombres, utilizaron su ingenio enviando a su ganado contra ellos.” Ingenio. La historia está llena de acontecimientos semejantes y en la mayoría, la existencia de la mujer es nula, ya que a todas ellas, se las recuerda por su transformismo en hombre para entrar en los ejércitos: cito a Dorothy Lawrence, Malinda Blalock o la más conocida, la monja alférez Catalina Erauso, y fueron juzgadas erróneamente y condenadas, a pesar de su ingenio. 


Ni siquiera cuando han descubierto significativos avances para la ciencia, se les reconocen sus méritos rápidamente. Pueden pasar años esperando o incluso fallecer, para que con suerte, pongan una placa con su nombre a alguna calle, si el concejal adscrito o no, considera que es relevante (véase la polémica por la petición para poner dicha placa, a una calle de Santa Cruz de La Palma, el nombre de la poeta Elsa López).

Elsa López
Se las recuerda siendo la mujer de... o la encarnación del pecado. He aquí que según pergaminos antiguos, todas las “Evas” han sido la perdición del hombre y sólo a ellas se las acusa de plantearse las dudas de la vida. “Dudas por aquella manzana”

Recuerdo que esa duda me surgió, cuando cayó sobre mi cabeza esa manzana y deseé al igual que mis predecesoras, formar parte del ejército para hacer carrera militar y labrándome un porvenir, tener el sustento, pero sobretodo porque me gustaba. Pero claro, de nuevo estaba en desventaja y no por la estatura ni por preparación, precisamente. Eran tiempos donde aún esas puertas seguían cerradas para las mujeres y lo curioso es que ahora, después de haber logrado que esa decisión fuese libre, vuelve a implantarse su obligatoriedad entre jóvenes de dieciocho a veinticinco años. ¡Qué ingenio!

Juana de arco
Pero actualmente, si realizamos una búsqueda en las redes de los errores cometidos por los hombres, ellos aparecen por errores de guerra, de invención, de cálculo, etc. Nosotras por los cometidos en lo concerniente al sexo, por estética inapropiada, por inmadurez, etc.

Estrategas y cazadores por su naturaleza salvaje, han sumido a la mujer en tareas siempre inferiores impidiendo su desarrollo personal. La recolección, la crianza y educación de los hijos, el servicio doméstico y la alimentación, eran y siguen siendo mayoritariamente, labores femeninas y sin sueldo.

Aún hoy, intentar destacar es para nosotras  una batalla constante y si logramos el éxito, somos tachadas de damas de hierro, feministas, zorras, lesbianas o putas.

Cleopatra
Muchas han sido las mujeres que han destacado en todos los ámbitos. ¿Quién no recuerda a Juana de Arco o a Cleopatra? Ellas también comandaron ejércitos. Una fue quemada  en la hoguera por hereje, la otra, dio su vida por amor a un hombre, aunque como suele ocurrir, habrán otras versiones.

Pero no tenemos que remontarnos tan atrás para encontrar las diferencias, nombro aquí a la polifacética y controvertida Madonna: “Soy dura, ambiciosa, y sé exactamente lo que quiero. Si eso me convierte en una zorra, ¡de acuerdo!”... y fue violada en su propio domicilio antes de ser quién es ahora.

Madonna
Sí, desee ser un hombre en mis recién estrenados dieciocho años y tuve dos razones de peso. La primera, porque quizás hubiese podido ayudar más a aquella mujer que fue maltratada ante mí, sin que ambas sufriéramos, y la segunda, por lograr uno de esos sueños abandonados en el camino de tantas de nosotras: reivindicar nuestros derechos.

Eleanor Roosevelt
Hoy estoy muy orgullosa de ser quien soy, aunque lo vivido no ha sido todo lo satisfactorio que quisiera pero a mi reloj, aún le queda cuerda de mujer, con una mente inquieta, llena de ideas, con carácter, con decisión y con ganas de seguir defendiendo los derechos de todas las que vendrán, “y por los sin voz” (fieles animales a pesar del maltrato), y porque como dijera la gran Eleanor Roosevelt: “Las grandes mentes discuten las ideas; las mentes promedio discuten eventos; las mentes pequeñas discuten con la gente”.



Autora: Maribel “HacheDe”


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