jueves, 4 de febrero de 2016

LA OBSESIÓN POR EL BISTURÍ


¿Hasta qué punto se ha perdido la naturalidad para dar paso a una vorágine de operaciones de estética anti-natura? La obsesión por el físico da lugar a una sociedad donde se discrimina a todo aquel que no cumple con los cánones de belleza establecidos en la actualidad. 


En este modo de vida superficial se llega al punto de convertirse en auténticos adictos del bisturí, los músculos y los postizos o implantes de todo tipo. Personas frustradas, acomplejadas, inseguras por no tener un buen cuerpo, por tener los pechos pequeños, una naríz grande o buscando la eterna juventud.




En algunos casos este modo de vida ha llevado a más de uno a perder el control sobre si mismo, y querer cada vez más y más, hasta llegar a ser una mala caricatura de lo que un día fueron.

Entre todo esto, ¿dónde queda el intelecto, la personalidad o el encanto? Envejecer con dignidad no es malo, las canas y las arrugas son sinónimo de vida, experiencia y sabiduría. Donde reine la cordura, el buen humor, el encanto, la personalidad, la cultura y la inteligencia que se quite todo lo demás.




Texto: Carmen Peña.



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